IGLESIAS DE CHILOÉ
Las Iglesias tradicionales de Chiloé se caracterizan por su óptimo aprovechamiento de los recursos del medio ambiente -en particular, de la madera-, por su diálogo e interrelación con el paisaje, y por materializar una cosmovisión eminentemente mestiza.
Corresponden a una tipología con rasgos esenciales comunes, cuya configuración -forma, decoración, tamaño, proporciones- admite múltiples variaciones.
Estos templos se emplazan cerca de la costa; en general buscan contar con un resguardo montañoso por el norte, y orientar su pórtico hacia el sur, a fin de protegerse de las lluvias. La Iglesia enfrenta una explanada, que a veces ha tomado la forma de una plaza propiamente tal, y en otras constituye simplemente un espacio delimitado por un cercado o arboleda. El tamaño de la explanada tiene relación no sólo con las dimensiones de la iglesia, sino también con la trascendencia de las fiestas religiosas que se realizan en ella.
Los templos consisten en un gran volumen hermético de proporciones horizontales, techado a dos aguas, que en general se apoya sobre piedras de fundación para aislarse de la humedad. El extremo que enfrenta a la explanada se ensambla con un cuerpo vertical, la torre-fachada, que es el elemento característico de estas construcciones, y que terminó de configurarse hacia mediados del siglo XIX, período que corresponde a la culminación del modelo tipológico de la iglesia chilota. Esta torre-fachada, siempre rigurosamente simétrica, se compone de un pórtico de ingreso -con su arquería-, el hastial o frontón y la torre. La torre se constituye en el rasgo esencial de la construcción, no sólo por su importancia simbólica -es el soporte de la cruz y de las campanas-, sino también por constituir un referente esencial en el paisaje; sirven, por ejemplo, como elemento de orientación de los navegantes.
En el interior, el espacio es en planta basilical y tres naves, de las cuales sólo la central llega a la pared del fondo; las dos laterales terminan antes en un tabique que da lugar a la sacristía y al cuarto donde se disponen los objetos litúrgicos. Separan las naves columnas de una pieza de madera; estas últimas se erigen en general sobre piedra. Las bóvedas son en la mayoría de los casos de cañón corrido; las excepciones son Achao -donde tal elemento es de casquetes-, Castro y Rilán -que tienen bóveda de crucería-.
Actualmente, existen en Chiloé unas 60 iglesias que corresponden a esta tipología, que denominamos Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera. 16 de estas iglesias -las más representativas de esta escuela- son a la vez Monumentos Nacionales de Chile y Patrimonio de la Humanidad.
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