Versalles, según Sofia Coppola
MADRID.- Colores vistosos y música de New Order o The Cure. La 'María Antonieta' de Sofia Coppola, el retrato de la niña austriaca que llegó a Versalles y acabó bajo la hoja afilada de la Revolución Francesa, provocará la división entre los espectadores: del entusiasmo al sarpullido, con parada en la indiferencia. Las mismas sensaciones que despertó en los críticos el pasado mayo, cuando la hija del creador de 'El Padrino' presentó su tercera película en el Festival de Cannes.
Tras el Oscar al mejor guión por 'Lost in translation' (2004) y superados los prejuicios de la mayoría sobre su verdadero talento, la realizadora decidió enfocar su cámara en la esposa de Luis XVI, el último rey de la monarquía francesa. Se valió de la biografía escrita por Antonia Fraser ('Marie Antoinette: The Journey'), la esposa del Nobel Harold Pinter, que trató de limpiar la mala fama que arrastra la mujer a la que se atribuyó la desafortunada frase "Si no tienen pan, que coman pasteles".
María Antonieta (Kirsten Dunst), hija y hermana de emperadores, se despidió de Viena para siempre cuando, como herramienta de estado y con sólo 15 años, fue desposada con el Delfín de Luis XIV (Jason Schwartzman, por cierto primo de la realizadora). La adolescente, que no hablaba siquiera un francés perfecto, no estaba preparada para el desembarco. Le esperaban las lenguas viperinas de la corte, bien dispuestas a aniquilar a la jovencita extranjera.
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