Punto de encuentro

En un tiempo donde no abundan los soñadores, ni tampoco los locos cuerdos que quieran desfacer entuertos en nuestro mundo, Punto de Encuentro, quiere ser una instancia de diálogo para ayudar en la construcción de una sociedad más humana. Recordando al Quijote, ojalá hayan más que tomen su lanza y escudo para recuperar nuestra capacidad de soñar y de tomar el riesgo de la aventura.

domingo, agosto 14, 2005

Salvador Dalí en Chile


La exposición consta de 23 esculturas y 250 obras gráficas, entre litografías, xilografías, puntas secas y acuarela. La “Colección Clot” es la única realizada realmente con las manos de Dalí, entre los años 1971 y 1981, ya que sus otras obras sólo eran ideadas y firmadas por él, mientras que el proceso de elaboración lo realizaban otros artistas o artesanos.Esta muestra se divide en varias áreas, que tratan los principales temas abordados por Dalí en su vida. La obra gráfica original así como sus esculturas, ilustran los temas recurrentes que obsesionaban a Dalí: el erotismo, la mitología, la realidad onírica, la religión y Don Quijote de la Mancha.
Si quieren saber más del artista y de la exposición

Pero detengámonos primero en el único hecho sobre el que parece haber consenso entre especialistas: Dalí es un gran dibujante. Ser un gran dibujante no sólo consiste en establecer proporciones y perfilar figuras correctamente: ser un gran dibujante es, ante todo, ser un artista autónomo. Saber dibujar es dominar el lenguaje, articular un pensamiento plástico propio, en suma, regirse por leyes propias. Paradójicamente, el dominio del dibujo lleva tiempo asociándose con falta de libertad; como si el hecho de dibujar bien significase ser servil con la academia, con el poder, con el sistema frente a la expresividad de la pintura. Todo lo contrario, Dalí fue subversivo porque dibujaba mejor que muchos académicos, porque conocía mejor las leyes del dibujo, y esto es algo que muy pocos pueden realmente transgredir. A Dalí le sucedió en vida lo mismo que a Spinoza. Su extraordinaria inteligencia le permitió practicar una trasgresión de la ley como superación racional de la misma, frente a las pataletas infantiloides de las vanguardias al uso. Si para el filósofo judeo-español Dios podía ser pensado sólo por una élite de las matemáticas, una élite de conocedores de las leyes y practicantes de la libertad, el pintor catalán consideraba que la trasgresión en pintura sólo podía hacerse desde el pleno dominio del oficio, nunca desde la torpeza y el oportunismo. Por eso, el dibujo, el disegno, siempre fue para Dalí un acto de rebeldía, un soberano acto de rebeldía.

Dalí y el humanismo.

El paradigma de artista del Renacimiento no sólo ha supuesto un modelo de pintor sino de ser humano; aquel capaz de conocer y ejercer su oficio hasta confundirlo con su propia vida. Leonardo es el Renacimiento tanto como Dalí es el Surrealismo. Dalí encarna un modo de vida y una suerte de perverso anti-humanismo que ha sido mucho más abrasivo para el humanismo ortodoxo que cualquier disputa moderna con la tradición. Dalí emplea el humanismo clasicista para agujerear, fragmentar y atomizar la noción de Hombre que éste inauguró. De hecho, la teoría psicoanalítica y la de la relatividad, los dos paradigmas que han cuestionado con mayor énfasis la unidad del concepto humanista, quedan perfectamente ilustrados en la obra temprana de Dalí. La Venus de Milo con cajones, por ejemplo, presenta esa idea de Freud de que el inconsciente almacena los recuerdos de la infancia; en Cabeza rafaelesca reventando, en cambio, la discontinuidad de Einstein se emplea como efecto de descomposición de la materia en partículas aceleradas de energía. Para ello, Dalí emplea la imagen más clásica posible de la luz, la del orificio superior de la cúpula del Panteón romano, que estalla sobre el cuerpo más clásico posible, una cabeza de Madonna rafaelesca. Nunca un ataque histérico o una bomba atómica fueron más legibles y más hermosos. ¿Por qué empleaba Dalí figuras clásicas, concebidas por las ciencias tradicionales, para demostrar efectos de la ciencia moderna? ¿Es posible seguir representando cuerpos atléticos, modelados por un claroscuro académico-newtoniano, organizados en anatomías simétricas y proporcionadas, cuerpos continuos y unitarios, cuerpos robustos y seguros de sí, sin recovecos, fisuras ni lapsus? ¿Por qué mostraba Dalí con tanta hermosura el desencadenamiento brutal de energía - tanto el de la materia como el de la memoria- que las dos ciencias humanas del siglo XX habían demostrado con tanta violencia, tanta precaución y tanto miedo? Por dinero, naturalmente.

Si quires conocer más acerca de Dalí