Premio Iberoamericano de Letras José Donoso

El portugués Antonio Lobo Antúnez fue distinguido recientemente por la Universidad de Talca, en Chile, con el Premio Iberoamericano de las Letras José Donoso; que será entregado el próximo noviembre. El premio, dotado con US $20,000, fue establecido hace cinco años y homenajea a una de las figuras más importantes de toda la literatura latinoamericana. El premio fue adjudicado de forma unánime por una comisión internacional que recalcó la originalidad y la profundidad de su tratamiento de las culturas marginales.

El jurado también resaltó la modulación magistral de su prosa, junto a su ''singular sensibilidad para explorar la complejidad psicológica de sus personajes'', que sirven al autor para reflejar experiencias similares a los conflictos latinoamericanos. El jurado concluyó que su trabajo es una ''aportación excepcional a la literatura iberoamericana y mundial''.

El premio se entregó anteriormente a autores como el mexicano José Emilo Pacheco (2001), la argentina Beatríz Sarlo (2002), Isabel allende (2003), el peruano Antonio Cisneros (2004) y el argentino Ricardo Piglia (2005).

En esta ocasión el jurado contó con expertos en literatura como el español Alfonso García Morales y el alemán Thomas Bremer, el venezolano Francisco Javier Lasarte, el boliviano Guillermo Mariaca, así como el chileno Jaime Concha.

Lobo Antúnez es una de las figuras más importantes de las letras portuguesas. Junto con Saramago es uno de los autores más traducidos, ha sido nominado en dos ocasiones al Premio Nobel de Literatura, y posee una doble distinción de la Asociación Portuguesa de escritores, la primera de 1985 y la segunda de 1999. Nacido en 1942, en Lisboa, decidió ser escritor desde los 16 años. Participó de la última etapa de la guerra de Angola, tema habitual de su literatura. Graduado en Medicina, en 1979 publica su primera novela, Memoria de elefante (1979), y dado su éxito decide dedicarse parcialmente a la literatura y a la práctica de la psiquiatría. De él, la crítica en general remarca la belleza de su prosa, así como la compleja arquitectura de sus novelas, que harían de él ``uno de los escritores más inteligentes y llamativos de la segunda mitad del siglo XX''.

Otras obras escritas por este escritor son Auto de los condenados (1985); El orden natural de las cosas (1992); La muerte de Carlos Gardel (1994); Buenas tardes a las cosas de aquí abajo (2003) y Sonetos de Cristo (2005)