Día del trabajo
Revisando las hojas desarmadas de “¡Buenos días, trabajo!”, de Miguel Ortega (q.e.p.d.), en la que su autor me escribiera “Roberto: que tu trabajo construya catedrales” y por ser mañana un día que nos invita a reflexionar sobre la importancia del trabajo, quiero compartir con ustedes la historia, por muchos conocidas, que nos puede mostrar el sentido del trabajo
En una ciudad, a tres hombres que labraban la piedra en una plaza, les preguntaron un día:
- Tú, ¿qué haces?
- Estoy picando piedras –contestó el primer hombre, sin levantar la vista.
- ¿Y tú? –le preguntaron al segundo.
- Me gano el pan para mis hijos –fue su respuesta
- Y tú, ¿qué haces? –interrogaron al tercero
- ¿Yo? –dijo, sonriendo con su rostro iluminado-, estoy construyendo una catedral
Esa es la idea. Que cualquier cosa que hagas tú hagas trabajando, tenga el sentido de construir una catedral; tu propia vida o la vida de tu pueblo, tu pan cotidiano o el pan de los hombres, tu proyecto personal o el proyecto de Dios: su Reino
Un saludo para todos los trabajadores
En una ciudad, a tres hombres que labraban la piedra en una plaza, les preguntaron un día:
- Tú, ¿qué haces?
- Estoy picando piedras –contestó el primer hombre, sin levantar la vista.
- ¿Y tú? –le preguntaron al segundo.
- Me gano el pan para mis hijos –fue su respuesta
- Y tú, ¿qué haces? –interrogaron al tercero
- ¿Yo? –dijo, sonriendo con su rostro iluminado-, estoy construyendo una catedral
Esa es la idea. Que cualquier cosa que hagas tú hagas trabajando, tenga el sentido de construir una catedral; tu propia vida o la vida de tu pueblo, tu pan cotidiano o el pan de los hombres, tu proyecto personal o el proyecto de Dios: su Reino
Un saludo para todos los trabajadores
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